6 LUANDA,
19-10-2014
Las dificultades
para obtener la visa de Angola, los más de 20
años de guerra civil, el boom económico que está viviendo y lo bien que
nos han hablado de este país, hizo que entráramos en la antigua colonia portuguesa con un júbilo extraordinario.
Ya no teníamos más barreras administrativas (visados) ni carreteras complicadas
hasta Ciudad del Cabo.
La primera parada
fue en N’banza Congo, pequeña población que posee la construcción cristiana (una iglesia pequeña) más
antigua de todo África, en realidad sólo quedan los muros. Allí cambiamos
dinero, hicimos compra, echamos gasoil e intentamos comprar un seguro para la
furgo, cosa imposible porque sólo vendían un mínimo de 6 meses y a un precio
disparatado.
Por la carretera nos cruzamos con un coche que al vernos frenó en seco, dio la
vuelta y se acercó hasta nosotros. Era un portugués, Ricardo Henrique, que al
ver nuestra matrícula vino a saludarnos. Trabajaba en una compañía que está
instalando fibra óptica. Nos recomendó tener cuidado en el campo porque todavía
quedan minas de la guerra civil. Al parecer a uno de sus trabajadores le
explotó una mina cuando operaba una máquina excavadora.
Esa noche dormimos en
el campo, en un lugar que no se veía desde la carretera. Ensalada de aguacates
con tomate y cebolla de primero, huevos fritos con queso de segundo fueron el menú de nuestra
primera noche angoleña. Dormimos a tope sin nada ni nadie que nos molestara.
N’zeto está en la
costa. Allí nos comimos unos lenguados que compramos a un pescador que acababa
de llegar con su barca. Chiringuito en la playa con cerveza portuguesa
“Sagres”. Un placer.
Luanda no tenía
mayor interés para nosotros. Sí nos apetecía conocer a Henri, amigo de Cristina
Buraya del Liceo Francés de Madrid. Trabaja aquí en una empresa relacionada con
el petróleo. Encontrarnos con él ha sido fantástico. Nos ha contado mil cosas
de Angola, el funcionamiento del mundo empresarial, el carácter de los locales
y las carencias de este país que nada en petróleo pero no tiene electricidad
constante y por los grifos no siempre sale agua. Nos ha paseado en su coche y
nos ha invitado a comer y a cervezas. Gracias por tu generosidad, Henri.
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Cirineo, Henri y un servidor |
A propósito de
comer y tomar cervezas. ¡Qué caro es todo aquí! Una birra cuesta 5 Euros y una
hamburguesa 35. Las cosas de las economías petroleras (mal gestionadas).
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