sábado, 31 de enero de 2015

34 MALAWI

34 MALAWI

31 de Enero de 2015, Marangu, Tanzania.

Blantyre es la capital económica de Malawi, allí acampamos en un camping regentado por un matrimonio mayor. Como casi siempre éramos los únicos clientes. Para llegar allí tuvimos que pasar por unas calles que mostraban los efectos de las últimas semanas de lluvias torrenciales. Grandes zanjas, barro, inmensos baches y charcos.  Algunos jóvenes trabajaban rellenando los agujeros con ladrillos y piedras; a cambio, los automovilistas les daban propinas. Tras cenar unas sopas de sobre y vernos un par de episodios de “Breaking Bad” nos metimos en la cama sintiendo en el techo de la furgoneta el furioso impacto de la lluvia durante toda la noche. Es una sensación agradable estar dentro la “Hippie” con lluvia fuera. No entra ni una gota de agua.

Mercadillo de artesanía en Lilongwe

Lilongwe es la capital oficial. Allí pasamos un par de días porque Ale quería comprar artesanía para la fiesta benéfica de “Mangola”. Junto a la oficina de correos hay un buen grupo de artesanos que venden sus piezas a precios muy buenos. Ese sitio ya lo tenía yo fichado desde la época de los safaris. Alegría, con la ayuda de Chof, se puso morada hace cuatro años cuando pasamos por aquí en el Nissan Patrol camino de Ciudad del cabo. Para no faltar a la tradición, esta vez también se ha puesto morada: me ha llenado la furgo de artesanía; de acuerdo, exagero un poco. 
Nos instalamos en el Club de Golf que era el sitio donde acampábamos cuando veníamos con ADINDA. Todo seguía exactamente igual que hace 20 años. Aprovechamos el buen internet del lugar para sacar los billetes de avión. Volveremos a Madrid el 11 de Febrero desde Nairobi.
De allí nos fuimos a Nkhata Bay, pequeña población pesquera a orillas del lago Malawi. Lugar paradisíaco. Tan sólo la pertinaz lluvia nos ha chafado un poco estos cinco días de relax. Pese a ello, nos hemos puesto al día en muchas tareas: colada, mantenimiento de la furgo, Internet, whatsapp y lectura.

Nuestro lodge en Nkhata Bay

En el zapatero. Nkhata Bay
Lago Malawi. Nkhata Bay. Parece el barco de "La Reina de África"
Hemos conocido a gente muy interesante durante estos días. Nico y Evo viajan en una furgoneta "camper" desde Sudáfrica a Europa y vuelta. Tienen un blog muy interesante en el que relatan su experiencia pero además incluyen entrevistas a personas que han dado un cambio drástico en su vida. Vale la pena ojearlo:  
trailsoflight.net

Ya en el norte, camino de Tanzania, pinchamos, y al cambiar la rueda vi que quedaban toneladas de barro apelotonadas en las pinzas del freno; a la mañana siguiente me dediqué a limpiarlo, después llevamos la rueda a arreglar al más puro estilo africano, es decir: a martillazos. Quedó para repuesto; estoy seguro de que nada más ponerla y circular con ella, se irá al garete. Ya se verá.
En Karonga, Malawi. Una novia en cada puerto, aunque mi cara no es de mucho entusiasmo.


Reparando el pinchazo.

Quitando barro de las pinzas de freno.

Lago Malawi.

lunes, 19 de enero de 2015

33 LLUVIAS TORRENCIALES. LA GRAN DUDA

33 LLUVIAS TORRENCIALES. LA GRAN DUDA

19 de Febrero de 2015, Lilongwe, Malawi.

Pasamos de Zimbabwe a Mozambique por la frontera de Mutare en poco más de media hora. Chupado. Cuando ya salíamos del puesto fronterizo, el muchacho de la barrera nos preguntó hacia dónde íbamos.
-Hacia el norte, dirección Tanzania.
-Pues tenéis un problema.
-¿Ah, sí?
-Si. La carretera está cortada por las lluvias antes de Nampula.
Efectivamente, Nampula está en nuestra ruta hacia el norte y no hay otra vía que nos lleve a Tanzania por Mozambique.
-El agua se ha llevado por delante un puente, supongo que en unos cuatro o cinco días la cosa quedará resuelta- nos dijo.
Seguimos nuestro camino pensativos. Eso de que el puente estará reconstruido o reparado o “apañado” habrá que verlo. Aunque es la vía más importante del país, si no paran las lluvias no se puede reparar nada.
Puente roto que mantiene incomunicado el norte de Mozambique.

Decidimos seguir con nuestro plan que era ir a la playa unos días y esperar a ver qué pasaba. Queríamos ir a Quelimane, población costera con alojamientos playeros, a la que se podía acceder por carretera sin inundaciones. Sin embargo, unos 100 km antes de llegar pasamos por un puente que aguantaba un caudal de agua espectacular. El nivel de agua llegaba casi hasta el asfalto; si subía un poco más el puente se podía ir al garete. Pensamos dar la vuelta y olvidarnos de la playa porque si el puente cedía nos quedaríamos bloqueados durante semanas. Decidimos seguir. Unos kilómetros más adelante atravesamos una poblado totalmente inundado, con casas, coches y camiones asomando sólo los techos, todo el mundo en la carretera, gente llorando. Espectáculo dantesco. Decidimos seguir hacia la playa pero con más miedo todavía.
180 personas muertas en las inundaciones.


Esta mujer intentaba salvar su ganado de las inundaciones.


Estuvimos en Zalala, cerca de Quelimane. Playa impresionante, ni un turista, sólo algún pescador y algún dominguero local. Cenamos en un restaurante en el que éramos los únicos clientes.


Las lluvias seguían y por ello decidimos movernos. Llegamos al cruce donde nos podían informar acerca del puente arrasado. Un camionero tumbado bajo el tráiler de su propio camión nos confirmó que la carretera seguía cerrada y tardaría semanas en abrirse. Nos recomendó una ruta hacia Malawi compuesta por un tramo de asfalto y otro de tierra, unos 100Km. No lo dudamos, la alternativa hubiera sido un rodeo de 1500km vía Tete. Al meternos en la pista preguntamos a un paisano cómo estaba la carretera.
-Está bien, no hay problema.
-¿Pero los vehículos están pasando?- Pregunté.
-Si, poco a poco.
Mal asunto pensé. Cuando un africano te dice "poco a poco" es que la vía está de pena. De la primera embarrada nos sacó la "caterpillar" de las obras cercanas. De otros cinco puntos complicados, barro a tope, nos sacó nuestro ángel de la guarda que, como dice Virginia V, lo tenemos hecho jirones. Finalmente, del gran lodazal nos sacaron los muchachos de la aldea cercana; pagando, lógicamente. 





El niño se llama David. Fue mi ayudante durante las reparaciones "post-barro".
He de destacar aquí las cualidades extraordinarias de nuestra furgoneta a la hora de pasar por sitios difíciles, grandes zanjas, terrenos resbaladizos, arena o barrizales. El sitio más complicado fue un punto en donde tres camiones estaban atascados en paralelo. La única forma de pasar era subirse a la huerta adyacente tirándose previamente a la cuneta, una zanja de un metro de profundidad a más velocidad de la que tu instinto de conductor de recomienda, para luego subirse al montículo donde el terreno ya estaba duro y seco. La "Hippie" se tragó el desnivel sin pestañear. A veces parece imposible que pase por determinados sitios sin partirse por la mitad. La verdad es que es muy robusta. Una vez en la huerta del vecino, ya de noche, con unas cuantas ayudas de los "empujadores" conseguimos pasar al otro lado del atasco. Esto lo he contado en unos segundos, pero la realidad es que nos tiramos la tarde entera y parte de la noche trajinando. Quedamos atascados en el barro cuatro veces. Tarde inolvidable para nosotros y para la población local que se acomodó en los promontorios cercanos para ver el espectáculo de los camiones y coches luchando por salir del barrizal.

No se pasa bien cuando te ves atascado en el barro con veinte jóvenes locales pidiéndote dinero por empujar, la pista bloqueada por tres camiones, otros tantos esperando a pasar, la noche que se te echa encima, tu coche con el parachoques delantero arrancado de cuajo, el trasero arrancado a medias, barro hasta dentro de la guantera y sin comer. Menos mal que el último intento salió bien y conseguimos sortear el barullo. Tras pagar a los empujadores/escarbadores, seguimos un par de kilómetros e hicimos noche a un lado de la carretera tras cenarnos unos huevos fritos con chorizo. Una delicia. Si, aquí en Mozambique, antigua colonia portuguesa, se consigue chorizo. A la mañana siguiente reparamos los parachoques y continuamos el viaje hasta la frontera con Malawi sin más contratiempos.

Las complicaciones de la carretera quedaron compensadas por lo auténtico de esta zona remota de Mozambique. Se trata de áreas poco transitadas, con poblados y gente que no han visto un turista ni en pintura. La sensación de estar atravesando África profunda compensa con creces la dureza de la pista.

Al entrar en Malawi dimos con un oficial de Inmigración corrupto que nos dio visa de un mes por el precio de una de tránsito, a cambio de no hacer recibo. Ante nuestros ojos se metió los 85€ en el bolsillo. La verdad es que me dí cuenta, lelo de mí, al final, cuando ya estaba todo hecho. Alegría se lo olió cuando nos dijo "pasad dentro de mi oficina".

INFORMACION PARA OVERLANDERS

Frontera Zimbabwe/Mozambique

De las más fáciles del viaje. Pasamos ambos lados en 35 minutos. OJO. Visa de Mozambique 76 USD. Biométrica. Te hacen la foto y te toman la huella digital. Cero corrupción, todo fácil. Hay muchachos que cambian dinero y una caseta para comprar seguro del coche. Nosotros ni cambiamos ni compramos seguro porque ya lo teníamos desde Namibia, por tanto, no podemos deciros cómo era el cambio ni el precio del seguro. También hay algún pesado que te quiere hacer los papeleos. Se le dice que “nones” y te deja tranquilo, no hace ninguna falta. Nota: Nosotros vamos con “Carnet de Passage”

Frontera Mozambique/Malawi por Milange
Muy fácil. Oficial de Inmigración corrupto, te da visado sin recibo lo cual se puede aprovechar para obtener descuento.

Ojo con las pistas de Mozambique en época de lluvias. 

lunes, 12 de enero de 2015

32 ANGEL MANRIQUE. HARARE

32 ANGEL MANRIQUE. HARARE

12 de Enero de 2015, Matare, Zimbabwe.

Gran Zimbabwe. Las ruinas más antiguas de áfrica al sur de las pirámides. (Eso dicen ellos)
Nos hicimos amigos de este japonés: Tetsuo

También nos hicimos amigos de Keylor, gran mecánico, mejor persona. Harare





Zimbabwe siempre había sido para mí un paraíso. Un país donde todo funcionaba bien, el paisaje espectacular, carreteras impecables, ciudades mantenidas y limpias, cielos claros y clima perfecto. Volver a Harare después de 20 años ha sido una decepción tremenda. Edificios sin mantener, calles sucias, postes de la luz caídos, cortes de electricidad, cortes de agua,…. Las cosas de Robert Mugabe.
Nuestro amigo “Topo” nos había dado el contacto de un español, Ángel Manrique, que vivía a las afueras de Harare. ¡Qué gran hallazgo! Él, su mujer Kim y los hijos, Rodrigo y Julian forman una familia feliz y divertida. Se dedica a los caballos y tiene una hermosa finca donde doma y cuida a estos animales, además da clases de equitación, entre otras muchas cosas. Llegamos para hacer una escala de una o dos noches pero se convirtieron en 5. Nos han acogido con gran generosidad y nos han introducido en la comunidad anglófona de la zona. Un grupo de personas que adoran la vida campera y organizan reuniones con frecuencia en torno a una mesa, léase braai, léase barbacoa. Hemos disfrutado mucho estos días en Ruwa. Gracias por todo Ángel y familia.

Ángel Manrique

Julian con "Peter Pan"


lunes, 5 de enero de 2015

31 AVERIA PELIGROSA

31 AVERIA PELIGROSA

5 de Enero de 2015, Bulawayo, Zimbabwe

De Cataratas Victoria fuimos al Hwange National Park. Es agradable circular con tu propio vehículo sin encontrarte a casi nadie. Bastante bien de animales.



Carreterita minúscula en el Hwange NP.


Pero la gran sorpresa fue que SE NOS BLOQUEÓ LA DIRECCIÓN de la furgoneta en plena marcha. Menudo susto. Intentaba virar a la izquierda pero el volante no giraba. Menos mal que nos pasó haciendo parque, sin nadie en las cercanías y con espacio para frenar. Nos llega a pasar en carretera y nos podíamos haber dado la galleta del siglo. Tras dar un par de volantazos la dirección se desbloqueó. Después desmonté las tapas del contacto (donde se mete la llave para arrancar) y no vi nada anormal. Había que hacer algo porque si esto volvía a pasar era tortazo asegurado. Hicimos 300 Km con mucha precaución hasta Bulawayo y allí, al día siguiente, procedí a desmontar el “Cláusor” (bloqueo antirrobo de la llave de contacto). Tras un par de horas de mecánica conseguí sacar la pieza. Había que cancelar el dichoso bloqueo; para ello nos fuimos a un taller donde nos hicieron un agujero que atravesaba el perno o bulón o cerrojo o como se llame, que entraba en la barra de la dirección para bloquearla. Por el agujero metimos un tornillo pasante que inmovilizaba el chisme. Nos quedábamos sin antirrobo pero al menos evitábamos la posibilidad de un nuevo susto. Ya cambiaremos toda la pieza cuando lleguemos a España.




30 VICTORIA FALLS

30 VICTORIA FALLS

5 de Enero de 2015, Bulawayo, Zimbabwe.

En Zimbabwe hay carreteras  como esta, de dos carrilillos

Pedazo de camaleón
Yo ya había visitado las cataratas unas cuantas veces cuando trabajaba con Adinda. Alegría sólo una, en 2010, cuando bajamos con los niños a Ciudad del Cabo en el Nissan Patrol, sin embargo los dos decidimos volver porque además de las cataratas hay otras cosas que ver como por ejemplo el Hotel Victoria Falls, con todo el glamour de los grandes hoteles de principio del siglo XX, la estación del tren, que tampoco tiene desperdicio, el puente que une Zambia con Zimbabwe a escasos 100 m de las cataratas, la gente haciendo rafting o puenting,…



Si os fijáis bien veréis gente bañándose junto al borde de la catarata.

Dr. Livingstone, supongo.

A este lado Zimbabwe; enfrente, Zambia. En medio la gente hace "puenting".
Instante 1: Esto tiene mala pinta

Instante 2: "Katastrophe"

En la estación de tren.

Estuvimos alojados en un "backpackers" lleno de chavalotes borrachos, era 1 de Enero, miles de botellas por el suelo, música a todo trapo, basura a toneladas, váteres vomitivos y cocina apestosa. Al menos era barato. Al día siguiente vino un ejército de limpiadores y todo quedó reluciente.

viernes, 2 de enero de 2015

29 PEQUEÑO ACCIDENTE CON LA FURGO

29 PEQUEÑO ACCIDENTE CON LA FURGO

2 de Enero de 2015, Victoria falls, Zimbabwe

¡Katastrophe!, como dicen los alemanes,
Sucedió en la frontera de Sudáfrica con Zimbabwe, en el puesto fronterizo de Beithbridge. Estábamos Ale y yo en el edificio de inmigración haciendo la tramitación de las visas cuando llega un policía llamando a voz en grito al dueño de una furgoneta, porque algo había pasado. Salí a toda mecha.
-Ya nos han roto un cristal y nos han robado algo, el ordenador por ejemplo, pensé.
Inspeccioné la furgo y no ví nada. Volví a Inmigración y el poli insistió.
-Mira bien tu vehículo porque le han dado un golpe.
Esta vez sí que lo vi, estaba justo en el único ángulo que no había revisado. Básicamente se trataba del parachoques delantero que había sido arrancado por un lado. Pregunté a unos muchachos que miraban el "show" desde la acera, quién había sido. Indicaron con el dedo un remolque con una lancha motora donde hacía guardia una mujer blanca y su hijo de unos 25 años. Me dirijo a ellos con cara neutra.
-¿Qué ha pasado?
-Hemos rozado tu coche con el remolque. Mi marido ha ido a buscar a la policía para que haga un informe.
-Bien, pues esperaremos.
Yo iba a empezar a reparar el desaguisado al instante pero otros oficiales que había por allí nos dijeron que no tocáramos nada hasta que no viniera la policía.
Yo tenía cierto cabreo porque la paisana no se había disculpado.
La rato llegó el marido con una agente. El hombre no paraba de disculparse.
-De veras lo siento. Intenté pasar junto a tu coche pero calculé mal. Ya ves que el remolque para la barca es más ancho que los normales.
-No se preocupe, esas cosas pasan.
Tras conversar un rato nos arreglamos amistosamente sin que la autoridad hiciera atestado. Yo ya había visto los daños y eran fácilmente arreglables. De todas formas intercambiamos datos por si las moscas.
Al instante sacamos las herramientas y en un espacio de una hora teníamos la furgo como nueva. Incluso los minúsculos arañazos que quedaron en la chapa los pintamos con un botecito de pintura que llevábamos para estas ocasiones. Los locales miraban el espectáculo del matrimonio blanco manos a la obra. Algunos nos decían:
-Tengo un amigo que es un chapista estupendo, si quiere usted le llamo.
-No hace falta, la cosa no es grave.


El golpe nos lo dio con la rueda del remolque
Bulawayo es la segunda ciudad del país. Yo la conocí hace 20 años cuando las calles estaban pavimentadas, los edificios bien mantenidos, las farolas todas funcionando y los grifos con agua. Ahora es una tristeza total. Parece como si el tiempo se hubiera detenido hace lustros. No existe el mantenimiento y la ciudad muestra un deterioro brutal. La ventaja es que no se ha construido nada. Las edificaciones de los años 60 son las más modernas. Aún así se trata de una urbe extraordinariamente bella. Abundan las calles con dos filas de jacarandas por acera: en época de florecimiento debe ser un espectáculo.
El fin de año lo pasamos muy bien; cenita en el mejor y único chino del lugar, después un episodio grabado de "Breaking bad" y a la camita a las 22:30. Felicidad absoluta.


Las farolas todas verticales al milímetro y en línea perfecta. De la época colonial.