viernes, 2 de enero de 2015

29 PEQUEÑO ACCIDENTE CON LA FURGO

29 PEQUEÑO ACCIDENTE CON LA FURGO

2 de Enero de 2015, Victoria falls, Zimbabwe

¡Katastrophe!, como dicen los alemanes,
Sucedió en la frontera de Sudáfrica con Zimbabwe, en el puesto fronterizo de Beithbridge. Estábamos Ale y yo en el edificio de inmigración haciendo la tramitación de las visas cuando llega un policía llamando a voz en grito al dueño de una furgoneta, porque algo había pasado. Salí a toda mecha.
-Ya nos han roto un cristal y nos han robado algo, el ordenador por ejemplo, pensé.
Inspeccioné la furgo y no ví nada. Volví a Inmigración y el poli insistió.
-Mira bien tu vehículo porque le han dado un golpe.
Esta vez sí que lo vi, estaba justo en el único ángulo que no había revisado. Básicamente se trataba del parachoques delantero que había sido arrancado por un lado. Pregunté a unos muchachos que miraban el "show" desde la acera, quién había sido. Indicaron con el dedo un remolque con una lancha motora donde hacía guardia una mujer blanca y su hijo de unos 25 años. Me dirijo a ellos con cara neutra.
-¿Qué ha pasado?
-Hemos rozado tu coche con el remolque. Mi marido ha ido a buscar a la policía para que haga un informe.
-Bien, pues esperaremos.
Yo iba a empezar a reparar el desaguisado al instante pero otros oficiales que había por allí nos dijeron que no tocáramos nada hasta que no viniera la policía.
Yo tenía cierto cabreo porque la paisana no se había disculpado.
La rato llegó el marido con una agente. El hombre no paraba de disculparse.
-De veras lo siento. Intenté pasar junto a tu coche pero calculé mal. Ya ves que el remolque para la barca es más ancho que los normales.
-No se preocupe, esas cosas pasan.
Tras conversar un rato nos arreglamos amistosamente sin que la autoridad hiciera atestado. Yo ya había visto los daños y eran fácilmente arreglables. De todas formas intercambiamos datos por si las moscas.
Al instante sacamos las herramientas y en un espacio de una hora teníamos la furgo como nueva. Incluso los minúsculos arañazos que quedaron en la chapa los pintamos con un botecito de pintura que llevábamos para estas ocasiones. Los locales miraban el espectáculo del matrimonio blanco manos a la obra. Algunos nos decían:
-Tengo un amigo que es un chapista estupendo, si quiere usted le llamo.
-No hace falta, la cosa no es grave.


El golpe nos lo dio con la rueda del remolque
Bulawayo es la segunda ciudad del país. Yo la conocí hace 20 años cuando las calles estaban pavimentadas, los edificios bien mantenidos, las farolas todas funcionando y los grifos con agua. Ahora es una tristeza total. Parece como si el tiempo se hubiera detenido hace lustros. No existe el mantenimiento y la ciudad muestra un deterioro brutal. La ventaja es que no se ha construido nada. Las edificaciones de los años 60 son las más modernas. Aún así se trata de una urbe extraordinariamente bella. Abundan las calles con dos filas de jacarandas por acera: en época de florecimiento debe ser un espectáculo.
El fin de año lo pasamos muy bien; cenita en el mejor y único chino del lugar, después un episodio grabado de "Breaking bad" y a la camita a las 22:30. Felicidad absoluta.


Las farolas todas verticales al milímetro y en línea perfecta. De la época colonial.

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