viernes, 24 de octubre de 2014

6 LUANDA, 19-10-2014


6 LUANDA, 19-10-2014
Las dificultades para obtener la visa de Angola, los más de 20  años de guerra civil, el boom económico que está viviendo y lo bien que nos han hablado de este país, hizo que entráramos en la antigua colonia portuguesa con un júbilo extraordinario. Ya no teníamos más barreras administrativas (visados) ni carreteras complicadas hasta Ciudad del Cabo.

La primera parada fue en N’banza Congo, pequeña población que posee la construcción cristiana (una iglesia pequeña) más antigua de todo África, en realidad sólo quedan los muros. Allí cambiamos dinero, hicimos compra, echamos gasoil e intentamos comprar un seguro para la furgo, cosa imposible porque sólo vendían un mínimo de 6 meses y a un precio disparatado. 
 
La iglesia mas antigua de Africa

Vestigios portugueses

Siesta en el banco
Por la carretera nos cruzamos con un coche que al vernos frenó en seco, dio la vuelta y se acercó hasta nosotros. Era un portugués, Ricardo Henrique, que al ver nuestra matrícula vino a saludarnos. Trabajaba en una compañía que está instalando fibra óptica. Nos recomendó tener cuidado en el campo porque todavía quedan minas de la guerra civil. Al parecer a uno de sus trabajadores le explotó una mina cuando operaba una máquina excavadora. 


Con Ricardo Henrique
Esa noche dormimos en el campo, en un lugar que no se veía desde la carretera. Ensalada de aguacates con tomate y cebolla de primero, huevos fritos con queso de segundo fueron el menú de nuestra primera noche angoleña. Dormimos a tope sin nada ni nadie que nos molestara.
N’zeto está en la costa. Allí nos comimos unos lenguados que compramos a un pescador que acababa de llegar con su barca. Chiringuito en la playa con cerveza portuguesa “Sagres”. Un placer.
 
Con la piel de la raya se forran las empunaduras de las katanas


 
N'Zeto
Luanda no tenía mayor interés para nosotros. Sí nos apetecía conocer a Henri, amigo de Cristina Buraya del Liceo Francés de Madrid. Trabaja aquí en una empresa relacionada con el petróleo. Encontrarnos con él ha sido fantástico. Nos ha contado mil cosas de Angola, el funcionamiento del mundo empresarial, el carácter de los locales y las carencias de este país que nada en petróleo pero no tiene electricidad constante y por los grifos no siempre sale agua. Nos ha paseado en su coche y nos ha invitado a comer y a cervezas. Gracias por tu generosidad, Henri.
Cirineo, Henri y un servidor
A propósito de comer y tomar cervezas. ¡Qué caro es todo aquí! Una birra cuesta 5 Euros y una hamburguesa 35. Las cosas de las economías petroleras (mal gestionadas).
Estamos acampados en el Club Naval gratis. Ante nosotros tenemos una vista asombrosa de la ciudad de Luanda.
En el "Clube Naval de Luanda"

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