lunes, 29 de diciembre de 2014

27 UN WC DE RISA

27 UN WC DE RISA

26 de Diciembre de 2014, Pietersburg, Suráfrica.

Sucedió en Lesotho, pequeño país incrustado en Sudáfrica. El pueblo se llamaba Semonkong, situado en zona montañosa, a más de 2000m de altura. Gente a caballo para transportarse de una aldea a otra, chozas auténticas, tiendas en las que se vende lo más primario, sacos de trigo, maíz, arroz, aceite…En los puestos callejeros vendían manos, en realidad, piés, de gallina a la brasa.  Población tremendamente agradable, asequible y llana. Me recordaba a la España rural de cuando yo era pequeño, años sesenta. Al llegar preguntamos a una mujer por el hotel/camping; resultó que trabajaba en él y nos dijo que si queríamos podíamos acampar frente a su casa, en pleno pueblo. Como el hotel resultó más caro de lo previsto, optamos por aceptar la oferta de Elisabeth. Pasamos la noche estupendamente y por la mañana charlamos con varios miembros de la familia. En esto llegó el hijo mayor, de unos 17 años. Se quedó sorprendido con nuestra furgoneta.
-¿Han dormido ustedes aquí dentro?
-Si, mira, esta es la cama.
-Aaaaaah
-También tenemos un lavabito con agua.
Accionar el grifo y hacer que salga agua por él es todo un espectáculo para los africanos. Se quedan extasiados.
-¡Ooooooh!
También le enseñamos la mesa abatible y los cajones con nuestras ropas.
-También tenemos un wáter.
-¿Cómo? ¡Eso es imposible!
Como el que enseña un tesoro, levanté la tapa del armarito que oculta el WC.
-¡AAAAAAAAAAH!
El muchacho empezó a reírse a carcajadas, parecía no entender cómo podíamos viajar en la furgoneta transportando nuestras propias heces en ella.
-¡No es lo que te crees! Mira, tenemos estas pastillas químicas que disuelven los residuos. Al final éstos desaparecen y el wáter químico no huele.
-Ja ja ja ja…
El muchacho no podía parar de reír; sin decir ni pío se dio la vuelta y se alejó encorvado con las manos en el vientre por la risa.
Currante encantado de que le saquen una foto. Quthing, Lesotho

Ale le saca fotos a todo quisqui. Quthing, Lesotho.
Huella de dinosaurio. Quting, Lesotho

Pero sigamos con el relato del viaje. De Addo tiramos hacia Leshoto. Teníamos curiosidad por conocer este pequeño país. El cambio fue brutal. Pasar del país más desarrollado de África al menos desarrollado fue todo un choque. Otra vez volvíamos a los grifos sin agua, enchufes sin luz, basuras por todos lados, etc. Por el lado bueno te encontrabas gente alegre y orgullosa de su independencia de su vecina todopoderosa, Sudáfrica. Los campings prácticamente no existen. La primera noche la pasamos en el patio de un hotel local y la segunda en el aparcamiento de una escuela de artesanía de la capital Maseru; un “apaño” con el guardián. Después nos fuimos a las montañas y nos gustó tanto que decidimos hacer noche allí.
Aquí el caballo es para transportarse, no para pintar la mona.

Paseando por la pista de aterrizaje. Semonkong. Leshoto.

Semonkong, Lesotho.

A los dos de la derecha les salía la cerveza por las orejas.

Cataratas de Semonkong. Lesotho.


Arando con bueyes. Lesotho.
La Nochebuena la pasamos en un campamento extraordinario a orillas de un lago cerca de Johannesburgo. Para celebrarlo nos compramos unas botellas de sidra que abundan por estas tierras y tras degustar unas chuletas de cordero a la brasa hechas en nuestra barbacoa junto al pantano, nos cogimos una cogorza de cuidado. Como colofón nos apretamos una tableta de turrón de Alicante que guardábamos para ocasiones especiales. Pasamos mucha mucha risa.

Nochebuena junto a un lago a unos 50km de Johannesburgo

Por cierto, feliz Navidad a todos.
Al día siguiente, Navidad, nos fuimos a Pretoria y fue un desastre porque estaba todo cerrado, y cuando digo cerrado es que no abrían ni los McDonald’s, que ya es decir. Una desolación. Toda la población parecía estar en el parque de recreo/camping donde decidimos acampar y en el zoo, lugar que intentamos visitar sin éxito porque la cola para entrar era de pánico. Al día siguiente nos lanzamos a la ciudad a visitarla como Dios manda pero cuando el guardián del camping nos dijo que el 26 también era festivo dijimos: ¡A hacer puñetas Pretoria. Otro día de desolación aquí NO. Carretera!
No sabemos cómo lo hacemos, pero avanzamos a paso de tortuga, lo cual nos gusta. En la última semana hemos acumulado unos tres días de retraso de manera que tuvimos que suprimir Swaziland del nuestro rutómetro.
Estadio de Pietersburg, del Mundial de Fútbol de 2010, el que ganó España. Mirad la jirafa a la derecha.



La parada en Pietersburg resultó una sorpresa agradable. El camping donde nos instalamos está dentro de una pequeña reserva, Polokwane Game Reserve, con bastantes animales. Hemos decidido quedarnos aquí un par de días. Es bonito y barato ¿Qué más se puede pedir?

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