lunes, 17 de noviembre de 2014

18 ESQUELETON COAST

17 de Noviembre de 2014

18 ESQUELETON COAST
 
Josefina y Jaime viajan con nosotros por Namibia y Sudáfrica
¿Qué tiene la Costa del Esqueleto que la hace tan famosa? En principio, el desierto que llega hasta el mismo mar, algunos restos de barcos encallados y, al parecer, algunas plantas y animales específicos de esta zona. Parece poca cosa. Haces estas reflexiones cuando te encaminas hacia allí. Avanzas por la carretera de arena por un territorio desolado donde no hay nada. Alguna Welwitshia, montañas al fondo y el cielo que va cambiando de tonalidad a medida que te acercas al océano. Paisaje lunar. Soledad absoluta. Al llegar a la costa cambia el clima de forma radical. De estar sudando pasas a ponerte el forro polar en un instante. No hay casas, no hay personas. El viento es fuerte y arrastra arena. Si sacas la mano por la ventanilla del coche recibes los picotazos de los granos de arena con dolor. Poco a poco vas entendiendo el atractivo de estos parajes. Tienen algo especial. Luz, arena, agua, sol, viento y olas salvajes. Es normal que la costa del esqueleto sea famosa.
Esto es lo quue te encuentras en la costa del esqueleto
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Hacemos noche en Milla 108, en un bungalow de la Namibian Wildlife Resorts. Un cascajo tremendo. La bombona de butano no tiene gas, no se puede cocinar, no hay agua caliente, no hay mantas y la puerta del baño está suelta. Pese a ello nos acomodamos dos en las camas y dos en el sofá cama. Tras cenar cosas que llevamos en la furgoneta nos vemos un capítulo de “True Detective” y a dormir en medio de la soledad más absoluta. Somos los únicos clientes del campamento. Pagamos 500 Namibian Dólar, 40€, por los cuatro. La mujer del encargado nos presta mantas de su propia casa. Un detallazo.
Bungalow en "Milla 108"
Caos
Desde la llegada a la costa circulamos por una carretera de sal. Si, lo habéis leído bien: de sal. No sé cómo lo hacen los namibios pero creo que mezclan arena con sal y consiguen una carretera de una suavidad extraordinaria. Mejor que asfalto. El único problema que tiene es que con lluvia se vuelve muy resbaladiza.
Efectivamente, la carretera es de sal

Visita obligada a Cape Cross y su colonia de focas en plena temporada de alumbramientos. Noviembre y Diciembre son los meses en que nacen los cachorros. El olor fétido es una constante de este lugar.
Cape Cross

Siguiendo hacia el sur llegamos a Swakopmund, ciudad alemana incrustada en África. Una visión encontrarte restaurantes y pastelerías del más puro estilo germánico por las calles de esta villa plagada de edificios típicos del país centroeuropeo. Después de vivir semanas en áfrica profunda se agradece un poco de estilo de vida europeo.
Swakopmund
El faro de Swakopmund, Namibia
Esta tarde, a las 19:00pm nos vamos a un concierto de piano. Después a cenar pescado al mejor restaurante, uno situado al comienzo del espigón. Especialidad: pescado y marisco. Se acabó la miseria.

1 comentario:

  1. Magnífico relato, Pepito. Te daré la tabarra eternamente para que recopiles tus diarios de viaje y les des forma de libro.
    Abrazo y buena jornada
    Julio Vías

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